Lo cierto es que ya no existes.
Anoche una chica muy mona se detuvo en frente de nosotros mientras fumábamos —yo fumaba, él me acompañaba— perpetrados en el mini-espacio-al-aire-libre-para-fumadores y, embelesada, nos dijo: me encanta como os miráis. Fuimos a celebrarlo por todo lo alto, eso merecía otra copa que sonara a teenage dream, suma etílica, oxitocínica.