20.12.10

El futuro ya está aquí.

"Belén Esteban es la quintaesencia de la degradación del discurso televisivo, donde no triunfa el que razona sino el que se impone", dice el catedrático Gerard Imbert. 

Escribe Jesús Rodríguez (El País, 19/12/2010) un impecable reportaje cuyo eje central gira en torno a la sempiterna Belén Esteban: oración tras oración, palabra tras palabra, desmenuza el rol y la personalidad de este producto mediático creado por La Fábrica de la Tele sin fecha aparente de caducidad. El personaje de la Esteban atrae, fascina, está en boca de todos —y cuando digo todos, es todos— en tanto que, irrevocablemente, marca un antes y un después en el mundo de la televisión. Un producto sin guionaje, que huye de las reuniones previas al directo, que prefiere explotar ahí mismo en pos de la espontaneidad que la convierte en el fenómeno que es y que hace que a todos nos atraiga, por esto o por aquello. 

A algunos nos divertía —en imperfecto de indicativo—, de eso no cabe duda, pero tras la aparente evidencia de que esto parece no tener fin, nos debería preocupar. Por un lado, tenemos a la heroína y madre coraje que de un momento a otro se desmoronará, será un títere sin público y la vida seguirá para todos menos para ella. Su vida es eso y eso no es eterno; necesitaría un reciclaje que le permitiera seguir bebiendo de las aguas de la vanidad televisiva sin fin, pero es un reciclaje que ella sola no podrá conseguir y que, si no interesa, nadie le ayudará a conseguir. Eso, aunque sea por puro altruismo, nos debería acongojar. Pero lo realmente inquietante ya no es sólo su futuro incierto y su posible declive ya que al fin y al cabo de eso se trata, sino, como apunta Gerard Imbert, del fascismo televisivo que ese personaje denota. Todo por la audiencia: se coge prestada una persona y se hace lo que se quiere con ella —aunque ella, aparentemente, no se da cuenta y sigue defendiendo su fortaleza y su independencia— a cambio de un sueldo desorbitado que hace las mieles de alguien cuya máxima parece ser llenar sus arcas y las de toda su familia. Pero, ¿cuál será el futuro de la gallina de los huevos de oro?

La televisión del futuro parece haber llegado, la llamada nueva telerrealidad rosa (sin escrúpulos) está aquí. Bienvenidas sean, no nos queda otra.   

Reportage | Belén la arma               

1 comentario:

  1. como ex-trabajador para la fábrica de la tele, sé que hacen los necesario para mostrar las debilidades de las personas hasta límites insospechados, sin escrúpulos, tan solo para ganar audiencia. y la audiencia siempre se aburre tras ver un rato las miserias de la gente. es aburrido ver siempre lo mismo.

    eso no pasa con belén. la princesa del pueblo ha conseguir crear aglomeraciones con cada aparición televisiva, con cada nueva historia, con cada llanto, cada grito y cada nueva frase, que se convierte en un himno para sus seguidores.

    la fábrica de la tele lo sabe, y no la dejará escapar, no dejará que viva su vida, no dejará que se recicle. la fábrica no piensa en la vida de esa persona, que tanta lástima me transmite. la fábrica piensa en el bolsillo de la fábrica. la nueva telerrealidad está aquí.

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